lunes, 25 de agosto de 2014

Retro análisis: Tekken




Tekken o como es conocido en inglés, The king of Iron Fist Tournament es un juego de lucha 3d con desplazamiento en 2d que salió en arcade el 9 de diciembre de 1994 como respuesta a los juegos de lucha 3d que comenzaban a inundar el mercado (Virtua Fighter, Toh Shin Den...) 



 Pero empecemos por el principio. Tekken es una creación de Namco que intentaba hacerse un hueco en el difícil mundo de los arcades de lucha que empezaban a sufrir la mayor transformación de su historia. Las 2d seguían dominando pero con las nuevas tecnologías que permitían crear juegos 3d y falsos 3d (con desplazamiento lateral pero fondos 3d) una cantidad cada vez mayor de juegos iban saliendo. Algunos han continuado con éxito hasta nuestros días como Virtua Fighter, Dead or Alive o Soul Blade/Calibur de la propia Namco mientras otros han desaparecido (Toh Shin Den). 



Tekken nos ofrecía la posibilidad de jugar como ocho personajes de corte bastante diferentes entre sí. Teníamos un clon de Bruce Lee llamado Law, un robot enorme que responde al nombre de Jack, una nativa americana conocida como Michelle, una joven atractiva Nina, un americano del tipo chulo llamado Paul, un ninja cibernético conocido como Yoshimitsu, el protagonista del juego Kazuya y un luchador con mascara de tigre que se hace llamar King. Todos ellos deben enfrentarse a los otros siete y, una vez superados, cada uno de ellos tiene un final boss específico además de Heihachi como final boss ultimo. 

El gameplay del juego es bastante sencillo pero requiere de toda nuestra atención para jugar de forma convincente. Tenemos cuatro botones de ataque, cada uno controla una extremidad del personaje (brazos derecho e izquierdo y piernas derecha e izquierda). Este sistema fue usado por primera vez en Tekken y ha sido el standard de toda la serie no siendo imitado aun por ningún otro juego. Los golpes que podíamos propinar como resultado de combinar las diferentes direcciones y estos cuatro botones variaban entre golpes bajos, medios y altos debiendo estos últimos bloquearse de pie. 



El daño por golpe es considerable por lo que si fallábamos en acertar nuestro ataque al rival este nos podía contestar con un par de golpes que nos quitaba aproximadamente la mitad de la barra de energía. Por este motivo y por el hecho de que fácilmente te podían golpear en el suelo antes de que te levantases, debías calcular a la perfección los ataques para fallar lo menos posible, así como aprovechar los fallos del rival para castigarle de manera oportuna. 

Ciertamente jugando hoy día a Tekken nos damos cuenta de una cosa. El juego es bastante diferente a como es hoy día. Los elementos básicos están ahí pero ni encontramos combos de 10 hits como fueron comunes tras la segunda parte, ni tenemos la posibilidad de hacer juggles como luego ha explotado la serie. Si éramos capaces de propinar dos golpes o tres al rival en el aire éramos dioses ya que lo normal era poder darle uno solo. 

Un aspecto que resaltaba mucho y que luego se ha ido abandonando en la serie es la lucha realista más tipo Virtua Fighter. No encontrábamos ataques de proyectiles ni grandes hazañas marciales. Todos los personajes tienen golpes más o menos reales siendo la única excepción el final boss de Paul Kuma que chirria un poco dentro de una plantilla de personajes tan humanos. Este es un detalle que ha quedado olvidado conforme la serie ha ido avanzando y hemos encontrado diablos que lanzan rayos y cosas así. 



Por todo esto este primer Tekken tiene una entidad propia que lo diferencia claramente de sus secuelas. No es mejor ni peor, solo diferente. Está claro que sus posibilidades son mucho más limitadas que entregas posteriores pero su realismo y el daño producido por cada golpe hacen que cada combate sea lo más estratégico posible, especialmente cuando llegamos a los últimos rivales. Efectos característicos como las brumas que despiden los personajes al defenderse o recibir un impacto quizá disminuyan un poco esa sensación de realismo pero lo hacían más espectacular. 

Gráficamente el juego sorprendía con unos escenarios imaginativos y bien realizados junto a unos personajes detallados para la época que incluso hoy día no chirrían tanto como otros juegos de la época (el primer Virtua Fighter o Toh Shin Den). Musicalmente es bastante bueno con melodías alegres y épicas que suben el nivel de intensidad de los combates o le dan un ambiente más festivo. Alguna de las melodías del juego se encuentra entre mis preferidas de la saga. 

Tekken fue convertido a Psx añadiendo la posibilidad de jugar con los ocho final bosses una vez finalizábamos el juego con todos los personajes estándar lo que aumentaba la vida del juego a pesar de que algunos personajes fuesen poco más que clones (Nina-Anna, Yoshimitsu-Kunimitsu). Así mismo existía la posibilidad de jugar con Devil Kazuya en una versión sin alas que apenas se diferenciaba del original. Además incluyó endings para los personajes que se adentraban en la historia del juego ya que en la versión arcade tras pasarte el juego solo podías ver un resumen de tus combates. 

En definitiva nos encontramos con un buen juego. En su época llamó mucho la atención y tuvo un éxito considerable pero es que incluso hoy día sigue siendo un buen juego, y, a pesar de que el aspecto grafico pasa más factura a los juegos 3d que a los 2d no desentona del todo. No tiene la profundidad de sus secuelas pero desde luego fue una gran primera piedra para conseguir logros mayores. Jamás se nos olvidará ese speaker clamando Good Morning! nada más salir el título del juego.


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